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¿Qué podemos observar en una sala de psicomotricidad mediante el juego libre?

 

La evaluación del niño puede hacerse de manera continua mientras realizamos una intervención en la sala de psicomotricidad.

Las modalidades de intervención en psicomotricidad podrán ser variadas dependiendo del momento evolutivo del niño y su situación asistencial: niño, familia y psicomotricista; niño solo con psicomotricista, niño con otros niños y un psicomotricista, en grupo con otros niños y dos  psicomotricistas, …

Para poder evaluar al niño en diferentes áreas es imprescindible que las sesiones de observación y de intervención estén estructuradas de manera que permitan al niño hacer un recorrido madurativo  mediante la estructuración de dos espacios: el temporal y el espacial. Esta estructura permite al profesional evaluar diferentes parámetros evolutivos del niño a través del juego espontaneo:

 

El dispositivo espacial,  a partir de dos espacios diferenciados:

- uno destinado al despliegue del juego espontáneo del niño con materiales: bloques de espuma para construir, cilindros,  colchonetas, telas de colores, peluches, muñecas de trapo, cuerdas de algodón, rulos de espuma para jugar a espadas, pelotas pequeñas de espuma para lanzar y llenar y vaciar, etc, que le inviten a moverse mediante arrastres, trepados, entrar y salir, subir y bajar, balancearse, esconderse, correr, saltar,...

-y otro espacio de representación, pensado para parar la actividad sensoriomotriz y poder representar por medio del dibujo, la plástica, la palabra o el modelado lo que ha vivido o sentido.  (Aucouturier, 2004)

 

El dispositivo temporal,  que consta de dos fases:

- una primera con un ritual de entrada que favorece la atención, la comunicación y relación con el adulto, despierta el interés del niño por moverse y hacer, reservada a la expresividad motriz (proceso de aseguración por medio del juego): momento de llegar, conocerse, mirarse, escucharse, pensar a que vas a jugar.

- y segunda fase o ritual de salida, para el proceso de aseguración por medio del lenguaje y dedicado a la expresividad plástica,  gráfica y lenguaje. Este ritual de salida es indispensable para favorecer este proceso de maduración y puede ser variable en función de la edad del niño: una canción de corro antes de los tres años, una despedida nombrándolos individualmente con un apretón de manos.

 

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 "Un cambio de visión bastante importante, para poder llevarla a cabo en mi trabajo, he aprendido a hacer una observación mucho más global y desde otro punto de vista" (Sara R.C.)

 "Me ha aportado muchísimo. Sobre todo a ver al niño desde otra perspectiva y me ha ayudado a relacionarme mucho mejor con ellos" (Nazareth M.P.)

En qué nos podemos fijar cuando el niño juega libremente moviéndose por la sala:

Área motriz: si hay placer/displacer en el movimiento, si hay miedo o inseguridad, si domina o no su cuerpo, si tiene buena coordinación y/o equilibrio, las habilidades manipulativas, si tiene experiencia motriz, si sabe subir o bajar escaleras, si tiene estrategias para resolver situaciones en las cuales se encuentra, la grafomotricidad, la dominancia manual, etc.

Área cognitiva: capacidad para atender y darse cuenta de las propuestas que le ofrece la sala, si sabe resolver situaciones, si tiene o no permanencia en la actividad, cómo utiliza el material, cómo soluciona conflictos, capacidad de representación, creatividad, exceso de imitación, exceso de repetición, etc

Área de comunicación: lenguaje oral, corporal y gestual, intenciones comunicativas, usos comunicativos del lenguaje, comprensión contextual y oral, capacidad de verbalización de los rituales de entrada y de salida, expresividad, complejidad en la construcción de frases, sentido de las verbalizaciones, etc

Área socioafectiva: inhibición-desinhibición, agresividad, autoestima, conductas sociales,  aceptación de límites y normas; contenido de las relaciones, conductas de aislamiento y/o evitativas, capacidad para expresar emociones, aparición y utilización de conductas estereotipadas, capacidad de iniciativa, capacidad para vincularse-separarse de la figura de apego, proceso de diferenciación: “tu  y yo”. Fase de oposición, etc

 

Para poder conocer mejor al niño y poderlo evaluar mientras juega podemos observar la relación que establece con:

Los materiales blandos y duros distribuidos por la sala: preferencias o rechazo por la utilización de algunos materiales, el uso que hace del objeto, si es repetitivo, si se queda con el detalle, si lo usa para jugar simbólicamente, si lo comparte…

El espacio: dónde se sitúa y qué uso hace del espacio, cuáanto tiempo tarda en separarse del adulto para ir a jugar, si le da miedo algo de la sala, si  necesita los objetos para moverse por el espacio, si se sitúa en una esquina o en la pared, qué recorrido hace y con qué sentido, si busca zonas de suelo duro o blando, si comparte el espacio con los demás, con el adulto…

El tiempo: Cómo gestiona y ocupa el tiempo y los diferentes momentos marcados, si puede permanecer sentado durante el ritual de entrada, qué actividades realiza durante el momento sensoriomotriz y el simbólico, si es capaz de parar el juego y de ayudar a recoger la sala…

El adulto: si el niño busca al adulto o por lo contrario no se acerca a él, cómo se relaciona con nosotros, con la mirada, con la voz, con el cuerpo, cómo responde a las órdenes, acepta el contacto, se enfrenta a él, si agrede de manera real o simbólica…

Consigo mismo: cómo evoluciona su expresividad y competencia motriz, sus habilidades y destrezas relacionadas con su autocuidado, cómo va adquiriendo nuevos patrones posturales, si mejora su coordinación dinámica general, su forma de desplazarse, sus habilidades manipulativas, su tono y su capacidad de regularlo, su autonomía en las actividades como calzarse y/o vestirse.

La comunicación: observar sus intenciones comunicativas, gestos de empujar, alargar los brazos, señalar, mirar y luego señalar, vocalización, palabras, triangulación (mirada niño-adulto-objeto).

 

A partir de la observación del niño en las distintas áreas del desarrollo en la sala de psicomotricidad debemos poder elaborar nuestra propuesta de intervención ofreciéndole a la familia una explicación de por qué y para qué intervenimos en una sala de psicomotricidad y no en un despacho de logopedia, fisioterapia, psicología.

Cuando trabajamos con niños de corta edad donde todavía no hay lenguaje y la motricidad aún no está bien establecida es imprescindible, la presencia de las familias en estas sesiones de evaluación es importante porque ésto les ayudara a entender y situar las dificultades que presentan sus hijos mediante las explicaciones que les damos mientras el niño se va mostrando. También les puede servir para aprender estrategias para favorecer la comunicación, el juego interactivo, entender los efectos de la sobreprotección sobre los aprendizajes y la autonomía, qué hacer ante una inhibición, miedos, inseguridades, agresividad, oposicionismo, etc,

Como profesionales hemos de disponer de una serie de “competencias” que nos permitan estar lo más ajustado posible a la manera de estar y de hacer con el niño y con su familia, para que estos puedan mostrarnos realmente donde están las dificultades y poder servirles de ayuda.  Hemos de poder permitir al niño mostrarse tal como es, no como se espera que sea. No se ha de asustar ni juzgar lo que muestra el niño ni la familia. Hemos de tener la capacidad para observar y escuchar lo que realmente nos puedan mostrar, tener capacidad para acompañar al niño y su familia en el malestar y el déficit. Tener una actitud empática, de respeto, de escucha y de espera, sin prisa. Poder poner límites y normas ajustadas al momento.

 

En el curso de Introducción a la Práctica Psicomotriz para profesionales en Atención Temprana puedes conocer las bases sobre las cuales se fundamenta la práctica psicomotriz, reflexionar sobre las condiciones que favorecen o interfieren en el desarrollo infantil, la importancia del juego en la infancia, las bases teóricas basadas en la evidencia en cuanto al aprendizaje en niños con discapacidad, aprender a observar al niño, aprender a estructurar una intervención en la sala, algo fundamental para poder ofrecer la mejor atención a los niños y familias que atendemos desde Atención Temprana.

 

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Por Ascensión Martín Díez. Fisioterapeuta y Psicomotricista en CDIAP de Mollet del Vallés. Barcelona. Docente en diferentes universidades nacionales en  temas relacionados con la fisioterapia pediátrica, la atención temprana, el desarrollo infantil y sus alteraciones, la actividad acuática.

 

Referencias bibliográficas

AUCOUTURIER, B.; DARRAULT, I.; EMPINET, J.L.; “La práctica psicomotriz. Reeducación y terapia.”  Ed. Científico-Médica, Barcelona, 1985.

BERRUEZO Y ADELANTADO, PEDRO PABLO. “La psicomotricidad en España: de un pasado de incomprensión a un futuro de esperanza.”  Psicomotricidad, Revista de Estudios y experiencias, nº 53. 1996.

BOWLBY J.  “Vínculos afectivos. Formación, desarrollo y pérdida”. Madrid. Ed. Morata. 1986

CHBANI, H. PEREZ SANCHEZ, M (1998) “Lo cotidiano y lo inconsciente, lo que se observa se vuelve mente” Barcelona Paidos

GARCIA OLALLA, LOLA. “La observación psicomotriz: transformar la experiencia compartida en comprensión. Propuestas para un análisis interactivo” Entre Líneas, núm. 7. Febrero 2000.

 

Fuente de la imagen

https://anpapontedexuvia.com/tag/psicomotricidad/

 

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