La marcha es una conducta compleja que implica la participación de diferentes partes y sistemas del cuerpo. Por un lado, se precisa de la coordinación de un gran número de músculos y articulaciones de las extremidades inferiores, tronco, extremidades superiores e incluso cuello/cabeza, lo que implica directamente al sistema musculoesquelético y sistema nervioso, y a su vez, se precisa contar con referencias sensoriales que ayuden a adaptar la marcha.
Así mismo, la marcha, para que resulte funcional debe comprender la capacidad de iniciar y terminar, realizar adaptaciones en el patrón de marcha para evitar obstáculos, modificar la velocidad y la dirección, según sea necesario.
Para simplificar la comprensión del control de la marcha resulta de ayuda tomar como referencia uno de los modelos de análisis de la marcha que ha definido los requisitos esenciales de la locomoción. Dichos requisitos esenciales son: la progresión, el control postural y la adaptación.
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Mira que opinan los alumnos del curso de Evaluación de las alteraciones de la marcha...
" Es un curso muy completo, ha superado mis expectativas y me ha aportado conocimientos y herramientas para llevar a cabo una valoración completa de la marcha y mejorar el razonamiento clínico en relación a las alteraciones en los diferentes segmentos del cuerpo durante el ciclo de marcha". (Vanesa G.V)
"Me ha resultado muy útil dando una visión mayor de la alteración de la marcha y obteniendo recursos necesarios para la práctica diaria" (María José A.A)
Progresión
Hace referencia a la capacidad de mover el cuerpo en la dirección deseada con eficacia, lo cual se consigue a través del patrón locomotor básico que se produce al coordinar patrones musculares rítmicos en las extremidades inferiores.
La progresión, a parte del patrón locomotor básico, también precisa de la capacidad para iniciar y terminar la progresión y la capacidad de guiar el cuerpo hasta un objetivo.
Control postural
El control postural supone la capacidad para controlar la posición del cuerpo en el espacio para lograr:
- la orientación: conseguir alinear los segmentos del cuerpo relacionados entre sí y con el entorno
- la estabilidad: controlar el centro de masas en relación con la base de apoyo móvil.
Dentro de la estabilidad a se puede distinguir entre el:
- Control del equilibrio en estado estable: el mantenimiento de la orientación y la estabilidad cuando caminamos bajo condiciones de velocidad constantes, como por ejemplo cuando caminamos a una velocidad constante por una superficie lisa y nivelada.
- Control del equilibrio reactivo: es el mecanismo que nos permite recuperar la estabilidad después de una perturbación inesperada en el centro de masas mientras caminamos, como por ejemplo cuando caminamos sobre un suelo donde hay alguna sustancia que resbala imprevistamente.
Los ajustes posturales automáticos compensadores que se ponen en marcha en estos casos son similares a los utilizados para la recuperación del equilibrio en bipedestación y se integran al ciclo del paso durante la recuperación de una perturbación inesperada durante la marcha.
- Control del equilibrio proactivo o anticipatorio: es la activación de los músculos para contrarrestar las fuerzas internas y externas potencialmente desestabilizadoras que se pueden generar mientras caminamos como por ejemplo cuando transportamos un objeto pesado o al salvar un obstáculo
Las estrategias de equilibrio proactivo que se utilizan para modificar y adaptar la marcha son:
- El control predictivo: permite minimizar las fuerzas desestabilizadoras originadas en los propios movimientos. Por ejemplo al caminar, si las fuerzas alternantes del empuje y freno de las extremidades inferiores no se contrarrestasen, el tronco se movería hacia adelante durante el contacto inicial y hacia atrás durante el empuje.
- Las estrategias visualmente activadas: permiten modificar la marcha en respuesta a posibles amenazas a la estabilidad detectadas visualmente, como por ejemplo aumentar o acortar el paso para salvar un obstáculo.
Adaptación
La adaptación hace referencia a la capacidad para adaptar la marcha (progresión y control postural) para satisfacer los objetivos del individuo y las demandas del entorno.
La capacidad de adaptar la marcha a cambios en la tarea y las demandas del entorno es un aspecto decisivo de la movilidad en la vida diaria y es lo que permite presentar una movilidad funcional.
Caminar en la vida diaria se caracteriza por realizar trayectos de marcha en estado estable combinados con detenciones, inicios, cambios de dirección, adaptaciones ante terrenos con pendientes, escalones, aceleraciones o desaceleraciones para evitar chocar con objetos,..., por lo que en los desplazamientos del día a día de una persona las estrategias utilizadas para lograr la progresión y el control postural se han de ir ajustando a las demandas cambiantes de la tarea y del entorno.
Para adaptar el requisito de progresión de la marcha es necesario modificar las estrategias relacionadas con la generación de fuerza utilizadas para mover el cuerpo en la dirección deseada, mientras que para adaptar el requisito del control postural se precisa el uso de estrategias de equilibrio reactivo que ayude a la recuperación de la estabilidad después de una perturbación inesperada y de estrategias de equilibrio anticipatorio activadas por anticipado con el fin de evitar la pérdida de la estabilidad.
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Fuente de la información
Shumway-Cook A y Woollacott M. Control Motor. De la Investigación a la Práctica Clínica. 5ª Edición. Wolters Kluwer. Kindle; Junio 2019