Me imagino que para muchos de nosotros la respuesta será que por supuesto que sí, cómo no van a tenerlo, si el juego es una parte muy importante y necesaria para el desarrollo de la persona.
Y es que los niños con alguna discapacidad, sea este del tipo que sea (sensorial, motriz, cognitiva o psíquica) lo necesitan tanto o más que los niños que no tienen esta condición, ya que sus vidas son mucho más duras porque han de emplear mucho de su tiempo libre en asistir a especialistas, terapias varias, refuerzos escolares para superar las dificultades que tienen para aprender, para hablar, para manipular, para adquirir mayor autónomos, para superar sus conflictos emocionales o de comportamiento, etc
Con frecuencia los profesionales no pensamos en el juego como un fin en sí mismo, solemos utilizar el juego más bien como herramienta imprescindible para conseguir motivar al niño para que sea capaz de realizar una serie de actividades propuestas en nuestro caso, casi siempre con la finalidad de conseguir motivarlo e implicarlo para superar alguna limitación en alguna de las áreas donde presenta mayor problema, pero en pocas ocasiones nos paramos a pensar cómo pasan su tiempo libre los niños que tratamos, como es su día a día.
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Llegados a este punto debemos plantearnos una serie de preguntas
¿Como se divierten, qué juegos o juguetes tienen, saben accionarlos, los entienden, los saben utilizar de manera autónoma, cuáles son sus preferencias y cuánto tiempo juegan, con quién juegan, con qué tipo de actividad disfrutan más, los juguetes son escogidos por ellos o están pensados para la recuperación de sus déficits, sus juguetes preferidos están adaptados a sus necesidades, las actividades lúdicas que realiza tienen en cuenta cuáles son sus fortalezas, competencias y habilidades para poder disfrutar de ellas o por el contrario están pensadas para recuperar sus déficits y conseguir una recuperación de funciones déficits?
A las que dar respuesta
El niño necesita jugar para desarrollarse, es una de las mejores oportunidades que tiene para aprender y madurar como persona. El juego representa muchas cosas, pero sobre todo representa el primer lenguaje a través del cual el niño expresará sus fantasías, deseos, intereses, sentimientos, preocupaciones, miedos y dificultades. En definitiva, mientras el niño juega está expresando la manera de entender el mundo que le rodea y las experiencias vividas. A través del juego el niño será capaz de expresar su mundo interior, lo que le está pasando a nivel emocional, proyectándolo a través de los juegos que elige y la manera en cómo lleva a cabo la actividad lúdica. Por eso es tan importante que tengan un espacio adecuado, tiempo y las condiciones necesarias para poder jugar, bien solos o en compañía de otros
El juego temprano y variado contribuye de manera positiva a la estimulación de todas las áreas del desarrollo: motriz, intelectual, afectivo, social y relacional. En la mayoría de los casos cuando hay dificultades en alguna de estas áreas del desarrollo vamos a identificar dificultades en el juego e incluso ausencia del mismo.
Uno de los principales retos que tenemos los fisioterapeutas pediátricos es favorecer el desarrollo de las actividades lúdicas en los niños con alteraciones en el desarrollo y ocuparnos de ello no solo durante nuestra intervención en la sala de fisioterapia sino también poder dar respuesta a las necesidades reales que presentan en su día a día.
Es importante tener en cuenta que muchos niños para poder acceder al juguete o al juego requieren productos de apoyo para favorecer el posicionamiento, el desplazamiento, la manipulación, la comunicación e interacción con el entorno que les facilite su actividad y participación contando con la estabilidad necesaria para poder ejecutar movimientos o acciones con la parte o partes del cuerpo más funcionales y poder llevar a cabo las actividades propuestas según su nivel de competencias cognitivas, comunicativas y lúdicas (Soro 2003).
En numerosas ocasiones jugar es complicado para los niños con severas limitaciones, ya que no siempre pueden acceder y utilizar de forma autónoma a los juguetes que lleven mandos y botones pequeños y costosos de accionar. Para ello se requiere el apoyo de otras personas o bien utilizar juguetes adaptados. Los juguetes adaptados no son fáciles de encontrar en el mercado, aunque cada vez resulta más fácil acceder a la información de cómo se pueden adaptar los juguetes convencionales. En general, la estrategia para adaptarlos es añadir o sustituir los mandos originales por otros más grandes, buscar juguetes con mucho contraste, etc.
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Colaboradora en la dirección de efisiopediatric Docente del curso Intervenciones Basadas en el evidencia en Tetraparesia Espástica |
Fuente de la imágenes
http://www.lotterygoodcauses.org.uk/campaign/grassroots-sport-and-health
http://www.chicagoparent.com/special-needs/special-needs-play-spots/