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Control del equilibrio: los 3 tipos de control que nos permiten mantenernos estables

El control postural es un aspecto esencial para las postura y los movimientos que realizamos, tanto los niños como los adultos.

Sin embargo, el control postural, no es igual para los niños que para los adultos, ya que precisa de un desarrollo, el cual tiene lugar principalmente desde el nacimiento hasta poco después de la adolescencia.

En la vida cotidiana llevamos a cabo amplia variedad de tareas y actividades a lo largo del día (sedestación, bipedestación, marcha, manipulación de objetos,…) , las cuales podemos llevar a cabo de manera funcional gracias al control postural. Por lo que podemos decir que el control postural es decisivo para la independencia de tareas funcionales.

El control postural nos permite contar con la adecuada estabilidad para mantener nuestro cuerpo erguido (sin desequilibrarnos o caer), a la vez que nos permite orientar los diferentes segmentos corporales, según se precise, para llevar a cabo la tarea a desempeñar.

Para mantener la estabilidad postural,  precisamos del  control del equilibrio. 

Se han distinguido tres formas de control del equilibrio, que nos permiten realizar las tareas y actividades sin caer: el equilibrio en estado estable, el equilibrio reactivo y el equilbrio proactivo.

 

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Equilibrio en estado estable

Se trata del equilibrio que también  denominado “equilibrio estático”.

El equilibrio en estado estable se define como la capacidad de controlar el centro de masa en relación con la base de apoyo cuando estamos en condiciones previsibles y no cambiantes, como cuando estamos sentados o de pie quietos (estáticos).

Hay que destacar que aunque denominamos bipedestación o sedestación “estática” aquellas situaciones en las que no realizamos movimientos, realmente no son situaciones estáticas, especialmente desde la perspectiva del control neural, ya que se precisa estén constantemente activos los mecanismos que tratan de mantener el centro de masa dentro de los límites de estabilidad.

En estas condiciones “estáticas” presentamos un pequeño balanceo corporal, debido en parte, a que la propia respiración genera movimientos de pequeña amplitud en el tronco y de las extremidades inferiores que deben ser contrarestados.

Este tipo de control del equilibrio precisa de información sensorial visual, vestibular y propioceptiva (feedback) constante.

En estas situaciones “estables” existe poco riesgo de que se produzcan caídas, salvo cuando la persona no tiene la capacidad de mantener una postura, como les sucede a los niños con debilidad en el tronco o extremidades inferiores.

 

Equilibrio reactivo

El control del equilibrio reactivo por su parte es la capacidad para volver a una posición estable después de haber sufrido una perturbación inesperada.

Esto sucede en situaciones como cuando al caminar tropezamos con obstáculo inesperado (por ejemplo ante una pequeña elevación del suelo que no hemos visto) o cuando vamos sentados en el coche y se produce un movimiento brusco que nos desplaza el cuerpo.

Ante este tipo de situaciones se precisa la activación de múltiples músculos de las piernas y el tronco para recuperar una posición estable del centro de masa en relación con la base de apoyo.

Este tipo de situaciones presentan un gran riesgo de desequilibrio o caída, especialmente cuando la persona no tiene la capacidad de generar y aplicar las fuerzas musculares correctivas adecuadas que ayuden a recuperar el equilibrio (postura estable).

El control postural reactivo, pese a actuar muy rápidamente, tiene el inconveniente que se pone en marcha con un cierto retraso, ya que precisa de que la información sensorial que informa sobre el desequilibrio sea recogida y procesada por el sistema nervioso central para emitir una respuesta muscular que contrareste la perturbación.

 

Equilibrio proactivo o anticipatorio

El tercer tipo de control del equilibrio con el que contamos  es el equilibrio proactivo o anticipatorio.

Se denomina así a la capacidad que tenemos para activar músculos de las piernas y el tronco para controlar el equilibrio en el momento que realizamos movimientos voluntarios, que son potencialmente desestabilizantes.

Este tipo de control del equilibrio se pone en marcha antes de iniciarse el movimiento corporal justamente para evitar el desequilibrio.

A diferencia del control del equilibrio estable y del equilibrio reactivo, el equilibrio anticipatorio puede ponerse en marcha anticipamente ya que está generado centralmente (feedforward) y no requiere de las aferencias sensoriales (feedback).

Se trata de una capacidad que vamos adquiriendo con el tiempo gracias a la experiencia y el aprendizaje, por lo que requieren de una adquisición de información y práctica repetida previa.

Para aquellas personas, niños o adultos, con una actividad muscular anticipatoria retrasada o ausente en el momento de realizar movimientos con los distintos segmentos corporales al llevar a cabo las tareas o actividades, tienen el riesgo de presentar pérdidas del equilibrio y caídas.

Por lo tanto, como tal y como hemos comentado, es importante saber que el control del equilibrio se pone en marcha en las diferentes posturas y ante los diferentes movimientos que realizamos, ya que en la mayor parte de los actividades y tareas que realizamos tenemos que desplazar y orientar algunos segmentos corporales para efectuar un movimiento, al mismo tiempo que debemos estabilizar la posición. Esto supone que los movimientos que realizamos en sí mismos son una fuente de perturbación de la postura.

Así mismo,  señalar que los distintos tipos de control del equilibrio, tanto los reaccionales como el anticipatorio, muy frecuentemente se activan de manera simultánea en las distintas tareas y actividades, aunque la relevancia de cada tipo de control varía dependiendo de la situación que esté aconteciendo en cada tarea o actividad.

 

 

Por Alicia Manzanas García, fisioterapeuta postgraduada en pediatría y actividad física adaptada desde 1999, por la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat de Barcelona, Máster en Psicología, Salud y Calidad de Vida, por la Universitat Oberta de Catalunya. Docente

Directora de efisiopediatric.

Docente de los cursos dirigidos a las extremidades inferiores y marcha (+ info)

 

Referencias bibliográficas

Shumway-Cook A, Woollacott M. Control motor. De la investigación a la práctica clínica . 5ª Ed. Philadelphia: Wolters Kluwer Health;2017

Macias L,  Fagoaga J. Fisioterapia en Pediatría. 2ª Ed. Madrid: Editorial Panamericana; 2018

 

Fuente de la imagen

  1. https://www.elplural.com/politica/espana/indignacion-medidas-gobierno-salgan-ninos_238238102
  2. https://pixabay.com/es/photos/ni%C3%B1o-ni%C3%B1a-agua-banco-rosa-c%C3%A9sped-2490803/
  3. https://pixabay.com/es/photos/ni%C3%B1o-lago-laguna-tirar-la-piedra-1588877/

 

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