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Signos motores tempranos en el trastorno del espectro autista

REVISIÓN DE ARTÍCULO

Early Motor Signs in Autism Spectrum Disorder
Posar A, Visconti P
Children (Basel). 2022 Feb; 9(2): 294

 


 

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) según los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5) es una condición clínica caracterizada por déficits en la comunicación e interacción social, así como por intereses restringidos y conductas repetitivas.
Aparte de los signos centrales del autismo, se han informado una gran cantidad de signos heterogéneos de deterioro del desarrollo motor en bebés y niños con TEA, siendo los más relevantes: retraso en el desarrollo motor; asimetría persistente al tumbarse boca abajo a los 4 meses de edad; pasar de la posición supina a la prona moviendo todo el cuerpo en bloque, patrones anormales de gateo; asimetría al caminar; secuenciación en lugar de superposición de un movimiento sobre el otro, por ejemplo, durante la marcha; posiciones inusuales de los brazos; coordinación pobre; anomalías del tono muscular y de los reflejos; movimiento coreiforme de las extremidades; alteración de la oposición dedo-pulgar; movimientos estereotipados del cuerpo, las extremidades y los dedos, incluido el aleteo de las manos; patrones de marcha inusuales, incluso caminar de puntillas; mala imitación motora o el deterioro del control postural.

Sin embargo, a pesar de estos datos, hasta el día de hoy, las alteraciones de la función motora no se consideran criterios diagnósticos de TEA, tanto que se incluyen solo en las características clínicas asociadas de TEA.

Durante los últimos años, un número creciente de datos ha sugerido la presencia de deficiencias motoras tempranas en su mayoría leves y/o atípicas en el desarrollo de los niños con TEA que a menudo podrían ser reconocibles incluso antes de la aparición de los déficits clásicos de comunicación social de los TEA. Este hallazgo podría ser muy importante desde la perspectiva del diagnóstico temprano y una intervención temprana.

Objetivo

Esta revisión narrativa ha tenido por objetivo realizar una actualización de los datos disponibles sobre la función motora temprana en niños con TEA.

Metodología

Se ha llevado a cabo una revisión narrativa basada en una búsqueda en PubMed utilizando combinaciones con los términos “infantil” “motor” “espectro autista” y “trastorno del espectro autista”, incluyendo artículos publicados hasta septiembre de 2021, lo que ha permitido incorporar 61 artículos en esta revisión.

Discusión

Un elemento importante que surge de la literatura revisada es que la detección temprana de signos motores en bebés con TEA puede contribuir a realizar un diagnóstico oportuno de autismo. Para ello, se debe prestar atención dentro del año de vida a posibles signos motores (generalmente leves y no específicos), que no pocas veces se presentan incluso antes de la aparición de alteraciones de la comunicación social en los lactantes con TEA. Este es aún más el caso cuando se trata de un niño que está predispuesto a desarrollar autismo, es decir, un niño con alto riesgo.

De hecho, una gran cantidad de estudios resaltan la relevancia del seguimiento del desarrollo de los bebés con alto riesgo, particularmente aquellos que muestran un retraso motor temprano y que tienen más probabilidades de desarrollar un TEA. De ahí la importancia de incluir ítems dedicados a los signos motores en las pruebas/cuestionarios para el cribado precoz del autismo.

En este sentido, sería importante saber no solo si ciertos comportamientos motores típicos están presentes o ausentes, sino también, si están ausentes, qué comportamientos son observables.

Se debe enfatizar que un mero retraso temprano en el desarrollo motor parece ser un signo bastante inespecífico, ya que se puede encontrar no solo en bebés que luego desarrollarán TEA, sino también en aquellos que desarrollarán otros trastornos del neurodesarrollo o incluso en aquellos que compensarán la brecha con sus iguales y luego tendrán un desarrollo normal.

Lo que parece más característico de los TEA, por otro lado, parece ser la presencia de algunas características atípicas tempranas en el desarrollo motor, como una tasa más alta y un mayor inventario de movimientos estereotipados con y sin objetos. Sin embargo, debe subrayarse que estas características atípicas suelen ser mucho más difíciles de detectar que un mero retraso en el desarrollo motor durante una evaluación clínica normal. En este sentido, la administración de las pruebas estandarizadas utilizadas actualmente puede no ser suficiente para detectar una disfunción motora leve.

Los signos motores, y en particular los tempranos, en individuos con TEA deberían por lo tanto ser más valorados dentro de los criterios diagnósticos del DSM-5, donde hasta ahora se han limitado al rango de síntomas asociados de TEA. En opinión de los autores de esta revisión, estos signos podrían estar incluidos en los criterios del TEA DSM-5 dentro de los “Patrones de conducta, intereses o actividades restringidos y repetitivos”, próximos a las anomalías sensoriales.

La disfunción motora temprana podría ser no solo un marcador clínico que sugiera un diagnóstico, ya que, en opinión de algunos autores, también puede tener un papel patogénico en los TEA, debido a que las vulnerabilidades tempranas en las habilidades motoras pueden producir efectos en cascada en los resultados posteriores, lo que es importante, también en dominios distintos al motor. Durante el primer año de vida, los bebés con desarrollo típico adquieren una gama de nuevas habilidades motoras que mejoran considerablemente sus interacciones con las personas y los objetos, creando más oportunidades para explorar el entorno que los rodea. Estas habilidades motoras, que permiten a través de la manipulación y la exploración la inclusión de objetos en las interacciones con otros, también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la atención conjunta. Por lo tanto, la detección temprana de signos motores en niños con alto riesgo, aun cuando no sean evidentes los déficits de comunicación social, representa una señal de alerta relevante que hace sospechar la aparición inminente de un cuadro clínico de TEA.

En esta perspectiva, probablemente no sea casual que la actividad física parezca ser efectiva no solo en las habilidades motrices sino también en las habilidades sociocomunicativas y conductuales en niños y adolescentes con TEA, mejorando su calidad de vida.

Sin embargo, todavía es necesario aclarar muchos aspectos sobre la disfunción motora temprana en los TEA. Por ejemplo, si es cierto que un retraso en el desarrollo motor puede favorecer la aparición de déficits en la comunicación social, ¿por qué por ejemplo en individuos con parálisis cerebral infantil, en los que existe por definición un déficit motor temprano, persistente y muchas veces severo que perjudica la exploración del entorno circundante, el autismo ocurre solo en una minoría de casos? Se podrían hacer consideraciones similares también con respecto a diversas patologías neuromusculares que causan un retraso en la adquisición de la marcha autónoma o incluso una falta de adquisición, sin que esto conduzca al desarrollo de un comportamiento de tipo autista .

Actualmente no existe una respuesta clara a la pregunta de qué podría estar detrás del deterioro motor que se encuentra en los niños con autismo. Todavía estamos en el nivel de hipótesis. Sin embargo, en el origen de la disfunción motora en los bebés con TEA podría haber un deterioro temprano de la conectividad cerebral de largo alcance que cause una falla en la integración multisensorial que afecta negativamente el desarrollo motor y no una lesión focal definida del sistema nervioso central. De hecho, el examen neurológico de los niños con TEA casi nunca muestra signos focales, así como la resonancia magnética cerebral, cuando se realiza, en la mayoría de los casos no muestra lesiones focales. El deterioro de la integración multisensorial también se ha implicado directa o indirectamente en el desarrollo de otras características clínicas del TEA.

Conclusiones

La experiencia clínica y los datos de la literatura sugieren la presencia de disfunciones motoras heterogéneas tempranas en pacientes con TEA que incluso pueden preceder al inicio de los signos centrales del autismo. En la perspectiva de un diagnóstico oportuno, la presencia de signos motores tempranos puede ser una pista importante, especialmente en un individuo considerado en alto riesgo por autismo. Sin embargo, hasta ahora, los signos motores se han considerado solo como características clínicas asociadas a los TEA, según el DSM-5.

Se puede plantear la hipótesis de un papel patogénico de las disfunciones motoras tempranas en el desarrollo del autismo. De ahí deriva la importancia de una intervención facilitadora temprana dirigida a mejorar la motricidad, que también podría tener efectos favorables en otros dominios del desarrollo.