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Utilización de prácticas de coaching en intervenciones tempranas en niños con riesgo de discapacidad/retraso del desarrollo: una revisión sistemática

REVISIÓN ARTICULO

Utilisation of coaching practices in early interventions in children at risk of developmental disability/delay: a systematic review

Ward R, Reynolds JE, Pieterse B, Elliott C, Boyd R, Miller L.

Disabil Rehabil. 2020 Oct;42(20):2846-2867

 


 

En la práctica contemporánea de intervención temprana centrada en la familia, el papel de los padres como participantes activos en el establecimiento de objetivos, la planificación e implementación de la terapia se considera la mejor práctica. 

La importancia y el valor de involucrar activamente a los padres dentro de sus entornos naturales es evidente a través del mayor número de estudios de intervención que utilizan entornos y rutinas basados ​​en el hogar o la comunidad como contexto y mecanismo de administración de la terapia. 

Así mismo, este mayor énfasis en el apoyo a las intervenciones implementadas por los padres está diseñado para cumplir con los objetivos centrados en la familia dentro de los entornos del hogar y la comunidad.

Por su parte, el coaching es un enfoque para el aprendizaje de adultos que, según se informa, es consistente con la práctica centrada en la familia que implica trabajar en colaboración con los padres para desarrollar la capacidad de apoyar el desarrollo de sus hijos. Desarrollar capacidades implica mejorar las habilidades existentes, desarrollar nuevas habilidades y, potencialmente, lo más importante, mejorar las capacidades de resolución de problemas para aplicarlas en objetivos actuales y/o futuros.

La literatura sobre el cuidado de la salud pediátrica actualmente marca dos generaciones de investigación sobre el coaching. La primera generación (2000-2010) se caracteriza por un énfasis en definir el coaching e identificar las características asociadas o los componentes de la práctica. La segunda generación (2011–2014) se centra en comprender el proceso de coaching y su implementación dentro de las intervenciones terapéuticas. 

Por lo general, el coaching dentro de la literatura sobre atención de la salud apoya la aplicación de los principios del aprendizaje de adultos.

La definición de coaching más comúnmente citada es la de Rush y colegas: Una estrategia de aprendizaje de adultos en la que el coach promueve la capacidad de la persona sobre la que se aplica (coachee) para reflexionar sobre sus acciones como un medio para determinar la eficacia de una acción o práctica y desarrollar un plan de perfeccionamiento y uso de la acción en situaciones inmediatas y futuras (Rush y Shelden, 2011). 

En base a un metanálisis, Dunst et al han identificado seis características prácticas de cuatro métodos de aprendizaje de adultos que respaldan el coaching. Estos incluyen involucrar a la persona en: 

(1) una vista previa del nuevo conocimiento o práctica del material (Introducción)

(2) una demostración de la utilidad del material (Ilustración)

(3) la oportunidad de usar los materiales o aplicar el conocimiento (Práctica); 

(4) un proceso de evaluación del alumno (Evaluación); 

(5) autoevaluación de la adquisición de nuevos conocimientos/habilidades (Reflexión); y finalmente 

(6) evaluar la experiencia del alumno (Dominio)

Un estudio ha indicado una relación entre el número de características de la práctica y los resultados obtenidos por la persona, con mayores efectos cuando el número de características de la práctica es mayor. Así por ejemplo se ha obtenido un efecto promedio de 1,25 para los estudios que contenían 5 características de la práctica, mientras que se ha informado un tamaño del efecto de aproximadamente 0,75 cuando contenían 4 características de la práctica. 

Más recientemente, Dunst y Trivette han identificado las características de la práctica con mayor influencia, como cuando la persona intervenida participa activamente en el proceso de aprendizaje a través de la práctica, la evaluación, la reflexión y el dominio, siendo esto lo que produce los efectos de mayor tamaño. 

Una revisión de la literatura ha investigado las características basadas en la evidencia del coaching que se utilizaron con el fin de aprender nuevas prácticas o mejorar el uso de las habilidades existentes. Dentro de esta revisión, seis estudios abordaron la intervención temprana  entre los cuales cuatro estudios utilizaron un modelo de capacitación entre iguales y dos estudios un modelo de intervención de experto. Los cuatro estudios que utilizaron la capacitación entre iguales se enfocaron en entrenar a los maestros de niños pequeños con discapacidades del desarrollo en entornos integrados de aprendizaje temprano. Los estudios de intervención de experto se dirigieron a los cuidadores de bebés y niños pequeños con un enfoque en las interacciones entre padres e hijos. Aunque los contextos y las intervenciones de cada uno de estos estudios variaron, se han identificado cinco componentes clave de las prácticas del coaching que facilitaron los resultados deseados. Estos incluyeron: 

(1) planificación conjunta

(2) observación

(3) acción/práctica

(4) reflexión 

(5) retroalimentación

Estos cinco componentes clave son similares a las características prácticas del aprendizaje de adultos de Dunst y Trivette y se han convertido en los elementos definitorios del Modelo de Coaching de Intervención Temprana de Rush y Shelden, y se consideran críticos en la aplicación de intervenciones de coaching basadas en evidencia.

Estos hallazgos están respaldados por otra revisión más reciente (Schwellnus et al, 2015) donde informan sobre los componentes activos necesarios para fomentar la participación de la persona sobre la que se interviene en el proceso de coaching e identifican nueve componentes activos alineados con los elementos afectivos, conductuales y cognitivos de la intervención de coaching. Estos incluyen: 

(1) promoción de la autodeterminación

(2) uso de lenguaje positivo

(3) colaborativo

(4) ecológico

(5) centrado en el cliente/familia

(6) centrado en el desarrollo de capacidades

(7) fomenta reflexión

(8) basado en la fuerza

​​(9) apunta a una meta futura preferida.

Por lo tanto, la utilización de la capacitación de los padres para promover los resultados del desarrollo en niños con riesgo de retraso o discapacidad del desarrollo es evidente en la literatura. Sin embargo, aún quedan preguntas sobre cuántos de estos “ingredientes activos” deben estar presentes para que una intervención se considere “coaching” en lugar de enseñanza, capacitación y/o educación. 

 

Objetivo 

El propósito de esta revisión sistemática ha sido identificar programas de intervención temprana (0-5 años) que utilicen estrategias de coaching con el fin de identificar:

(i) las características de la práctica de coaching que están asociadas con la implementación activa por parte de los terapeutas (fidelidad de la implementación) y a los padres (fidelidad a la intervención)

(ii) proceso de capacitación emprendido por terapeutas y padres en la entrega de los componentes de la intervención

(iii) las medidas de resultado que se han utilizado para evaluar el desarrollo de capacidades en los padres como resultado de la intervención de capacitación. 

 

Métodos 

Se ha llevado a cabo una búsqueda exhaustiva en 6 bases de datos electrónicas, limitando las búsquedas a publicaciones desde 1980 hasta 2018 dirigidas a intervenciones que aplican el coaching como una estrategia de desarrollo de capacidades.

 

Discusión

Dieciocho artículos cumplieron los criterios de inclusión para esta revisión, de los cuales cinco fueron ensayos controlados aleatorios con solo uno diseñado específicamente para evaluar el impacto de la capacitación de los padres versus intervenciones solo administradas por el terapeuta.

Los hallazgos de esta revisión han identificado que la utilización del coaching en la práctica de la intervención temprana es bien aceptada y apoyada. De hecho, se recomienda como estrategia para el desarrollo de capacidades y se considera un ingrediente activo en muchos protocolos de intervención temprana.

Sin embargo, se ha encontrado una falta de definiciones operativas e informes de los componentes del coaching; inconsistencia en el informe de la capacitación del terapeuta y la adherencia a los principios del coaching; y ausencia de medidas de resultado centradas en la capacidad de los padres. 

Se resalta la necesidad de una evaluación sistemática de la efectividad del coaching en el desarrollo de capacidades en las familias para las intervenciones enfocadas en mejores resultados de desarrollo para sus hijos, y resultados enfocados en el sentido de competencia, capacidad y bienestar de los padres. También se requiere más investigación para determinar el “qué” y “cuántos” componentes activos se requieren dentro de una intervención de capacitación para que sea efectiva. 

 

Características de la práctica del coaching asociadas con la implementación activa (fidelidad) 

 

Al tratar de establecer cómo se implementan los componentes centrales del coaching dentro de los programas de intervención temprana, y más específicamente la utilización de listas de verificación de fidelidad para los componentes del coaching considerados clave para la intervención que se está brindando, se ha encontrado que aunque el asesoramiento de los padres se considera un ingrediente activo para muchas intervenciones, desafortunadamente la descripción y la medición objetiva del cumplimiento de estos principios por parte de los profesionales se describe de manera deficiente. 

No se ha encontrado información ni de la variabilidad en los componentes del coaching utilizados dentro de las diversas intervenciones, ni la dosis con la que se aplican.

Los componentes informados con menos frecuencia son la planificación conjunta, la retroalimentación y la reflexión. 

Estos hallazgos son consistentes con los hallazgos de  otros estudios previos. 

 

Procesos de capacitación 

La comunicación de los procesos de capacitación es una de las estrategias peor comunicadas en la fidelidad al tratamiento. Sin embargo, la literatura previa ha identificado que el desarrollo profesional en el coaching es esencial. 

Las estrategias utilizadas para capacitar a los padres están más detalladas, con cuatro intervenciones que informaron la fidelidad de la implementación de los padres. Pese a ello, falta la necesaria descripción de las prácticas que facilita el aprendizaje del cuidador; la estandarización; y la medición de la adquisición de habilidades y el mantenimiento de esa habilidad a lo largo del tiempo, lo cual es fundamental para determinar la eficacia de la intervención.

 

Medidas de resultado

Existe una enorme diversidad en los resultados medidos, estando todos los estudios  centrados en la medición de resultados de los niños y pocos dirigidos al impacto en los padres o la familia.

Las pocas medidas de resultado dirigidas a  la familia/padres están dirigidas  principalmente a los resultados de la acción de capacitación, por ejemplo, la respuesta al comportamiento infantil y para proporcionar instrucciones sin evaluar la confianza, la competencia, la capacidad, la autorreflexión y la habilidad de los padres de aplicar el aprendizaje a situaciones futuras. 

Así mismo, resultados importantes para la intervención temprana asociados con la intervención de capacitación en sí (incluida la capacidad y competencia de la familia) tampoco se han medido de forma rutinaria. 

 

Conclusión 

Esta revisión sistemática ha identificado que las prácticas de coaching se reconocen como esenciales para mejorar los resultados de los niños pequeños con discapacidades del desarrollo, como uno de los ingredientes activos dentro de las intervenciones tempranas. Lamentablemente, los informes de fidelidad a las prácticas de coaching y la medición del desarrollo de capacidades en las familias no están incluidos de forma rutinaria. Así mismo, aunque los estudios miden los resultados de alguna descripción, no todos incluyen medidas familiares y no se centran en evaluar la efectividad de la intervención del coaching. Por lo que es necesario que los estudios utilicen herramientas de medición de los resultados claros tanto dirigidos al niño como a la familia. 

Implicaciones para la práctica 

Las pautas actuales de mejores prácticas de intervención temprana requieren que los profesionales de la salud trabajen en colaboración con los padres para desarrollar la capacidad de apoyar el desarrollo de sus hijos. Para atribuir la eficacia de la intervención como resultado de las prácticas de orientación, es necesario que haya un compromiso con la provisión de capacitación en prácticas de orientación por parte de los proveedores de servicios de intervención temprana. Esta capacitación debe brindarse dentro de un marco que garantice que los profesionales puedan lograr la fidelidad a las intervenciones basadas en el coaching.