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Alteraciones en la marcha para niños con trastornos neuro-ortopédicos

 

Una de las primeras preguntas que se hacen los padres cuando reciben el diagnóstico de su hijo con un retraso psicomotor, trastorno motor o parálisis cerebral es: ¿Mi hijo va a andar?

A menudo esta pregunta es realizada a pediatras, neuropediatras, médicos rehabilitadores y sobre todo a los fisioterapeutas. No siempre es una pregunta fácil de contestar. Aunque cada vez la evidencia nos ayuda a conocer el pronóstico probable que puede presentar un niño en función de sus diagnóstico, la evolución del niño va a depender de muchos factores, los cuales pueden modificar el pronóstico con el tiempo.

En la mayoría de las ocasiones el fisioterapeuta pediátrico se convierte, no sólo en el profesional que atiende al niño, si no también, en un acompañante de la familia muy importante, tanto para disfrutar de los grandes avances que realizan los niños, como para acompañar en las complicaciones que puedan aparecer durante el desarrollo.

Así pues, siendo un profesional de referencia para las familias de niños con afectación motora, el fisioterapeuta pediátrico debe comenzar realizando una valoración sólida, sobre la cual establecer unos objetivos claros y realistas.

 

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Son muchas las escalas que se utilizan para valorar la Función Motora Gruesa del niño con retraso motor o con parálisis cerebral, las cuales nos permiten conocer su desarrollo actual y nos ayudan a ser realistas en la elaboración de los objetivos de su plan de intervención. Entre ellas la Escala motora infantil Alberta (AIMS), que valora el desarrollo motor infantil (desde el nacimiento hasta los 18 meses de edad), y la Gross Motor Function Measure (GMFM), desde antes de los 2 años de edad hasta los 18 años. Pero a pesar de esto, hemos de complementar nuestra valoración de la marcha en cuanto a un buen análisis del sistema musculo-esquelético, un análisis de la postura y un análisis del movimiento.

El análisis del sistema musculo-esquelético, se lleva a cabo a través de técnicas manuales y de pruebas de imagen. Se basa en la medición de las longitudes musculares, rangos de movimiento articular, malformaciones o deformidades óseas, que nos permiten valorar contracturas, retracciones musculares, restricciones de movimiento o anomalías óseas que pueden influir estructuralmente en la bipedestación y/ o en la marcha.

El análisis de la postura, permite establecer las tendencias posturales patológicas que puede adoptar el niño, analizando su postura tanto en decúbito supino y prono, como en sedestación y bipedestación. Con este análisis podemos establecer los patrones preferentes de postura del niño, la distribución de cargas y si existe alguna alteración sensorial en su esquema corporal.

Finalmente, el análisis del movimiento nos permite valorar las alteraciones presentes en la marcha tanto a nivel de las extremidades inferiores, como por ejemplo, si el contacto inicial de la fase de apoyo de la marcha se realiza como debería, con el talón a 90º de flexión de tobillo o si se realiza en equino con apoyo los metatarsianos y los dedos; conocer la posición de la rodilla durante la fase de apoyo,…. Y por otro, nos permite detectar otras alteraciones en el resto del cuerpo como pueden ser si lateraliza la cabeza hacia un lado, si disocia cintura escapular de cintura pélvica, si aparecen reacciones de equilibrio en miembros superiores o si realiza la marcha en triple flexión,…

Una vez realizado el análisis, se deberá hacer un razonamiento clínico sobre el que se basarán los objetivos de la intervención.

 

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¿Cómo podemos los fisioterapeutas valorar las alteraciones en la marcha que presentan los niños?

 

IMG_6403-ConvertImagePor Lidia Parra Sánchez. Fisioterapeuta pediátrica desde 2003 por la Escuela de la ONCE , en la Universidad Autónoma de Madrid, maestra des educación especial en Granada, desde el año 2000 y especialista en atención temprana desde el año 2004.
Actualmente, co-directora de Centro InterActúa de la provincia de Almería.
Realiza actividades docentes en la Universidad de Almería UAL, impartiendo seminarios en cursos de grado y en el Máster de Fisioterapia y discapacidad en los temas de fisioterapia  pediátrica.
Su labor profesional ha sido como fisioterapeuta en un Colegio de Educación Especial Específico de Parálisis Cerebral, Fundacion Bobath y en el Centro de Atención Temprana y Desarrollo infantil que co-dirige InterActúa.

Referencias bibliográficas:

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- Prat J. Biomecá nica de la marcha humana normal y patoló gica. [Paterna (Valencia)]: Instituto de Biomecá nica de Valencia; 2005.
- Celestino ML, Gama GL, Barela AMF. Gait characteristics of children with cerebral palsy as they walk with body weight unloading on a treadmill and over the ground. Res Dev Disabil. 2014; 35(12): 3624-3631
- Tang A. Body-weight supported treadmill training improves cardiovascular fitness and walking endurance early after stroke. Journal of Physiotherapy. 2013; 59(4): 274.
- Begnoche DM, Pitetti KH. Effects of traditional treatment and partial body weight treadmill training on the motor skills of children with spastic cerebral palsy: A pilot study. Pediatr Phys Ther 2007; 19:11–9.Angulo- Barroso R, Burghardt AR, Lloyd M, Ulrich DA. Physical activity in infants with Down syndrome receiving treadmill intervention. Infant Behav Dev 2008ª Apr; 31(2):255–69.

Fuente de la imagen:

  • http://www.scarymommy.com/on-moving-and-moving-on/

 

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